Acerca del museo
Desde que abrió sus puertas en 1981, el Museo Tamayo se ha dedicado a presentar lo más significativo del arte moderno y contemporáneo nacional e internacional. Con un dinámico programa de muestras temporales, así como la continua activación y actualización de su colección, el museo ofrece un espacio abierto para el pensamiento crítico en el que el arte permite imaginar nuevas herramientas para enfrentar las inquietudes de nuestra sociedad.
El núcleo de la colección del Museo Tamayo está formado por más de 300 obras de 170 artistas que Olga y Rufino Tamayo reunieron y donaron para que se conformara el museo. Su intención era brindarle al público mexicano la oportunidad de conocer arte internacional de la mejor calidad y de todos los movimientos desde la Segunda Guerra Mundial. La colección incluye ejemplos de los más renombrados artistas de la segunda mitad del siglo XX, como Pablo Picasso, Henry Moore, Isamu Noguchi, Franz Kline, Helen Frankenthaler, Wifredo Lam, Roberto Matta, Jesús Rafael Soto, Louise Nevelson y George Segal. Desde su inauguración, el museo ha seguido operando bajo la misión original de presentar lo más relevante del arte actual, y a la colección original se le continúan sumando ejemplos de arte contemporáneo en todos sus formatos con más de 980 obras en total.
El Museo Tamayo se encuentra en la Ciudad de México, dentro de la primera sección del Bosque de Chapultepec. Rufino Tamayo quería que el recinto que albergara su colección de arte estuviera dentro de esta área de gran belleza natural e importancia cultural. Para su construcción, el gobierno de la ciudad cedió un terreno donde anteriormente se ubicaba el Club de Golf Azteca, y el artista convocó a los arquitectos mexicanos Teodoro González de León y Abraham Zabludovsky para que diseñaran el edificio.
El proyecto comenzó en 1972 y los arquitectos visitaron los mejores museos del mundo para realizar su investigación. El diseño final, inspirado en las estructuras piramidales de las culturas prehispánicas, está conformado por una secuencia de plataformas escalonadas, sin ventanas ni puertas, que giran a cuarenta y cinco grados con relación al patio central. Para su construcción los arquitectos escogieron concreto con mármol triturado, tanto para el exterior como para el interior. El resultado los hizo merecedores, en 1982, del Premio Nacional de Ciencias y Artes en el rubro Bellas Artes.
En 2011, después de más de treinta años de vida, el museo cerró para su remodelación y ampliación. El proyecto corrió a cargo del mismo González de León quien, para ampliar el recinto, se dio a la tarea de “prolongar las mismas formas, como el crecimiento de una planta”. El museo se reinauguró en 2012.