Apuntes sobre la lagartera


Jueves 1 de agosto | 18:00 h
Raúl Márquez
“…hace veinte años me contaron una historia que me impresionó: en una gran crecida del río [entre Oaxaca y Veracruz] subió tanto el agua que arrastró tortugas y lagartos. El agua llevó al lagarto a una cueva muy alta en la montaña; allí se quedó el lagarto con tortugas, camarones y culebras de agua. Cuando bajó la creciente, el lagarto ya no pudo salir de esa cueva y se quedó allá; pudo vivir porque empezó a comerse a todos los animales que se quedaron a vivir con él”
Francisco Toledo
Te imagino sumergido en la oscuridad. Reconociendo las propiedades de la penumbra, si acaso un haz de luz proyectado entre el agua y las piedras. Lejos de todos estás más cerca de todos. Los sonidos se han vuelto densos, escuchas tu respiración y la otredad que se revela en un murmullo a ciegas. Algo se mueve, lo sientes a través del agua. No eres tú, pero como si lo fueras. No eres tú, pero en cualquier momento serás tú. Aquello que reconoces en la oscuridad se integrará a tu cuerpo para continuar el ciclo, como un hilo que conecta con todos los que has sido y todos los que serás. Abres tu mandíbula y un cuerpo entra para que puedas continuar tu búsqueda. Ahora escuchas la respiración de un ser más grande y antiguo. Ya te reconoces en la penumbra. Consumes y serás consumido. Has entrado en tus propias fauces. Dentro del estómago de la montaña sientes el paso del tiempo. Por tu oscuridad consumes, y por tu oscuridad serás consumido.
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