Lengua Vitrea


Lengua vítrea
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“El agua fue la primera pantalla, la segunda pantalla fue la pared de piel, luego el espejo de los ojos, la nata de la leche, finalmente todas las superficies que relucen, hasta llegar al espejo, el movimiento es una pantalla, la tarde que cae es también una pantalla.” P. Q.
I
La tensión superficial es una fuerza que posee un umbral de intensidad tan amplio, que la hace susceptible de ser atravesada por un dedo, pero, en ciertas condiciones, capaz de destrozar un cuerpo. Esta fuerza es también la condición de posibilidad de las cualidades reflectivas del agua, su ser espejo y estar habitado por imágenes. El espejo es el lugar en el que descubrimos que tenemos una imagen y, al mismo tiempo, que ella puede ser separada de nosotros, que nuestra “persona” no nos pertenece. Entre la percepción de la imagen y el reconocerse en ella hay un intervalo que los poetas medievales llamaron amor. El espejo de Narciso es, en este sentido, el manantial del amor, la experiencia inaudita y feroz de que la imagen es y no es nuestra imagen.
II
Esta muestra transcurre en un lugar determinado e imaginado a la vez, una conjunción de las piscinas de mi infancia y aquellas imaginadas a partir de la lectura de Ballard. La piscina es la proyección material de un espacio geométrico ideal, un espacio indiscreto que emula el sistema circulatorio de los cuerpos -que es el modelo del cual se desprende toda la teoría de circulación de las mercancías y sus procesos de capilarización-. La piscina es un ejemplo de un circuito cibernético que pretende filtrar constantemente la intromisión de lo exterior, un marcador de las aspiraciones de clase y una tentativa de domesticar la intensidad del mar; pero también es el lugar de un goce inaudito, de la experimentación del cuerpo como una existencia otra.
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Octavio Gómez Rivero
@_ogr.x
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28 de enero – 25 marzo 2023
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curadora:
@gabycepeda
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📷 @rrraaammmchaves
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