Los animales están presentes en el arte desde la Prehistoria. Podemos rastrear su presencia desde las representaciones mono y multicromáticas realizadas por nuestros antepasados en las pinturas rupestres de las cuevas de Altamira (bisontes), Bacinete (ciervo), Lascaux (caballos y ciervos), hasta la actual presencia protagónica en el arte contemporáneo. La diversidad de animales en el arte es amplia: se han plasmado animales míticos, fantásticos o imaginarios, de compañía y domésticos, animales de la granja y del trabajo; a veces aparecen como figura única o integrados en escenas religiosas, históricas, literarias, o fantásticas; pero también existen bocetos morfológicos como los de Leonardo Da Vinci y la xilografía “El rinoceronte” de Alberto Durero.