Inner and Outer Landscapes
From August 23th till September 22th, 2024
MAIA Contemporary presenta Inside the Double World, una exposición de pintura, escultura y dibujo del artista neozelandés Aaron Glasson. Este nuevo conjunto de obra comenzó en una pequeña cabaña en el desierto de Mojave en California y se culminó en la Ciudad de México. Glasson considera que esta serie de observaciones está basada en la interacción entre su paisaje exterior e interior. La obra es simultáneamente documentación, naturismo y auto indagación. Una exploración de lo visible y lo invisible.
El título está tomado de un verso de los “Sonetos a Orfeo” de Rainer Maria Rilke, donde el poeta se refiere al umbral entre lo conocido y lo desconocido. Rilke llama a este lugar el “Reino Dual” o el “Mundo Doble”. Es la invitación a ir más allá de la superficie, un lugar de ajuste de cuentas y transformación. Un preciado punto de observación donde podemos ver a nuestro yo conocido y lo que se esconde más allá. Un lugar donde la comprensión y la incertidumbre se encuentran. Ambos son necesarios, pero ninguno está por encima del escrutinio
o la curiosidad. A veces, puede ser un lugar incómodo, una apertura que nos pide ser permeables al mundo, permitiendo que una tercera vía emerja de las profundidades. Es el lugar al que se refirió William Blake un siglo antes que Rilke cuando dijo: “En el universo, hay cosas que se conocen y cosas que se desconocen, y en el medio, hay puertas”.
Basada en la geometría, como la estructura de la vida misma, la obra de Glasson es un guiño a este orden visible e invisible que es la base de nuestro mundo, el reino dual de nuestro propio umbral interno. Las pinturas comenzaron como pequeños bocetos en gouache sobre papel que después pasaron al lienzo. Las texturas se fueron aplicando, utilizando pigmentos naturales seguidos de capa tras capa de pintura al óleo, arena y cera de
abeja, construyendo imágenes estratificadas fangosas pero luminosas. El proceso de pintura y superposición es un esfuerzo constante por lograr la armonía en lo ambiguo e imperfecto. Las esculturas hacen referencia a espacios de adoración física, representados en una estructura de torre y una banca. Fragmentos del mundo natural, como rocas, conchas, fósiles y otros objetos encontrados, se descubren enmarcados en ventanas como una forma de reverencia debajo de un sol de bronce que reposa sobre una torre. La contemplación honesta es un bálsamo, y la torre y la banca permiten al espectador sentarse con la belleza inherente y la importancia de las cosas que con demasiada frecuencia se dan por hecho. Estos objetos proponen reemplazar símbolos monoteístas de adoración, sugiriendo que nos ayudaría tratar a los elementos naturales como las verdaderas deidades… las que más merecen nuestro respeto.
En el centro de la exposición de Glasson está el impulso de examinar nuestra relación fragmentada con el mundo.
Su trabajo coloca al espectador dentro de una montaña hueca, una caverna, el núcleo agitado de una sopa molecular primordial que existe entre el sol poniente y la luna naciente. Las pinturas y esculturas están hechas de formas separadas y conectadas, casi simétricas, y algo que no necesariamente se ve, pero que se siente. En medio de un color profundo y turbio, vemos el simbolismo repetido de ventanas y puertas radiantes: rupturas que ofrecen oportunidades tanto para la perspectiva (ventana) como para el descubrimiento (puerta). A través de estas aperturas, el artista espera que veamos que el desorden que nos rodea refleja el desorden que hay dentro de nosotros. Es necesaria una intensa reparación interior si nos orientamos hacia la restauración exterior. Glasson nos invita a situarnos en el umbral donde todas las cosas cambian y se fusionan, dentro del mundo doble.
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