El Museo del Palacio de Bellas Artes, en el marco de su 90 aniversario, presenta la exposición Ángela Gurría. Señales.
Esta muestra, dividida en cuatro ejes curatoriales: Cuerpos, Paisajes, Umbrales y El jardín místico, es una revisión a profundidad del trabajo de una de las artistas más destacadas de México en el siglo XX. A partir de esculturas en mármol, piedra, hierro, vidrio y madera, así como bocetos, dibujos y acuarelas, producidos por Gurría a lo largo de más de cinco décadas, se destaca la particular mirada de la artista desde una perspectiva íntima, en cuanto a la representación del cuerpo femenino y el diseño del espacio urbano y público.
Ángela Gurría (1929 – 2023) destacó de manera significativa en el ámbito de la creación artística, al ser pionera en una práctica escultórica en México que durante mucho tiempo estuvo reservada exclusivamente a los hombres. Sus obras, formal como conceptualmente, se estructuran a partir del principio de la espiral. Alumna de Germán Cueto, Abraham González, y colaboradora cercana de Mathias Goeritz, formó parte de una generación de artistas mujeres que, desde la década de 1960, transformarían la escultura para siempre. Entre estas artistas se encuentran Helen Escobedo, Martha Palau, Geles Cabrera y Lorraine Pinto.
Si bien las obras de Gurría forman parte de proyectos emblemáticos de proyección nacional e internacional, como la Ruta de la amistad (1968) y Homenaje al trabajador del drenaje profundo (1974-1975), paradójicamente su trabajo es poco conocido. Angela Gurría. Señales apuesta por una muestra que permita, sobre todo al público más joven, conocer el trabajo de la escultora, las implicaciones estéticas, políticas y ecológicas de su obra, y ponderar su importancia para el desarrollo de la escultura en México.
La muestra pone énfasis en las representaciones de los cuerpos femeninos, la conceptualización del paisaje, el entendimiento y la apropiación del espacio público desde la escultura, las colaboraciones que tuvo con otros creadores de su generación, así como el interés en el mundo natural y espiritual. También aborda preocupaciones ecológicas y filosóficas que subyacen en sus propuestas escultóricas. Se busca enfocar la mirada del visitante en el proceso creativo de la artista y la dimensión experimental de sus propuestas.
Esta revisión abre con la pieza Mariposa nocturna (2002-2003) en la cual se manifiesta cómo es la mariposa, de manera conceptual y formal, estructura el sistema plástico de la artista. También con un retrato fotográfico y un boceto a lápiz de una de las manos de la escultora, realizado por Kati Horna y Juan O´Gorman, respectivamente. A este conjunto le acompañan un grupo de dibujos de desnudo, nunca antes mostrados al público, que la artista realizó a lo largo de su vida. Con la escultura Contoy III (1974), que estará ubicada en la terraza principal del Museo, se procura darle continuidad a la búsqueda en torno a abrir espacios arquitectónicos que en el pasado no eran accesibles al público general, devolviendo a la pieza su carácter como escultura diseñada para el espacio público y abierto.
De esta forma, la exposición persigue una búsqueda doble. Por una parte, abrir espacios arquitectónicos en el Museo y, por otra, compartir una visión íntima de la artista, planteando preguntas en torno a su trabajo, ponderando la importancia de sus contribuciones en el ámbito de la escultura y, finalmente, buscando hacer una lectura de su obra que permita acercarla al público y generaciones más jóvenes. Con esta exposición, el MPBA en su 90 aniversario, busca consolidar y contribuir a la diversificación del programa de homenajes nacionales al incluir a una artista mujer en la programación del recinto.