La plaga, el provecho.

Desde la ladera de la montaña de Montjuïc se avista el gran puerto de mercancías de la ciudad de Barcelona. Un sinfín de contenedores y grúas dicta el pulso del comercio global. En aquel lugar empieza el proyecto que da pie a esta exposición, deteniéndose en las plantas que nos rozan cuando miramos hacia ese horizonte. Unos nopales, allí llamados chumberas, afectados por una plaga. Algo que pasa desapercibido, que llega a ser microscópico y sin embargo nos lleva hacia un recorrido que vincula el desplazamiento de especies con el extractivismo colonial y la historia del arte.  

En las pencas del cactus se hospeda la cochinilla, un insecto del cual los pueblos mesoamericanos extraían el pigmento carmín desde tiempos antiguos. Un rojo más intenso y duradero que se convirtió en símbolo de poder en Europa y motivo de disputa entre imperios. Durante tres siglos, constituyó la segunda fuente de ingresos de la Corona española después del oro y la plata. Una época de opulencia excesiva, como último disfrute de un dominio que pronto empezaría a debilitarse. Cuando México se independizó, los españoles llevaron ejemplares de nopal y cochinilla a las Islas Canarias.  

Insistiendo en un color, La plaga, el provecho rastrea los vínculos entre colonialismo y Barroco español, no sólo a través de las representaciones sino de los modos de producción que lo sustentan. Recorriendo las plantaciones en declive de Lanzarote, las salas y reservas del Museu Nacional d’Art de Catalunya y las del Museo de América de Madrid, las artistas ponen la mirada en los residuos moribundos de un comercio y el desgaste de un pigmento y su valor. Se interrogan sobre si una aproximación miope, pegada a las cosas, puede generar una contra-imagen a las narrativas dominantes.  

Haciendo uso de la fotografía, el vídeo, el collage y la palabra, las artistas generan una secuencia de formas que se contaminan, se repiten y desgastan, llevándonos hacia la alucinación y la fatiga. Desde la última sala resuena una voz femenina ronca y desapegada, que nos recuerda a una máquina cuyo motor se ha apagado y aún gira por inercia. 

Teñir es una forma antigua de engaño.  

Hacer que algo parezca otro. 

Pero el rojo, el rojo es de esplendor corto. 

En motivo de la itinerancia de la exposición, presentada inicialmente en The Green Parrot (Barcelona), las artistas han concebido una publicación para el CCEMx en diálogo con la curadora mexicana Paulina Ascencio con el deseo de medir y tal vez acortar la distancia entre ambos contextos. 

BIOs

Artistas:

Eulàlia Rovira (Barcelona, 1985) y Adrian Schindler (Périgueux, 1989) trabajan en colaboración desde el 2013. Han tenido exposiciones individuales en The Green Parrot, Barcelona (2022), Pradiauto, Madrid (2021), Homesession, Barcelona (2019), Musée de Bibracte, Saint-Léger-sur-Beuvray (2018), Espai Dos-Sala Muncunill, Terrassa (2018) y Fireplace, Barcelona (2016); y colectivas o screenings en M|A|C, Mataró (2023), Festival Márgenes, Madrid (2022), Museu Nacional d’Art de Catalunya – LOOP Festival, Barcelona (2022), SOLAR. Acción Cultural, Tenerife (2022), FID Marseille (2021), Arts Santa Mònica, Barcelona (2020), ethall, l’Hospitalet (2019), Galerie Martin Janda, Vienna (2018), àngelsbarcelona (2017), CC Montehermoso, Vitoria (2017) y Turf Projects, Croydon (2016).

Curadora:

​​Rosa Lleó es una curadora y editora afincada en Barcelona. En 2014 fundó la organización sin ánimo de lucro The Green Parrot. Por sus diferentes sedes, y durante ocho años, han expuesto y han recibido apoyo más de 50 artistas a través de residencias, talleres, exposiciones, charlas y proyecciones. Fue proyecto residente en la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona y actualmente funciona como oficina nómada de comisariado. De manera paralela, algunas de sus curadurías independientes en instituciones son YWY, Visiones (2021) del artista Pedro Neves Marques en 1646 (La Haya) en CA2M (Madrid) y CaixaForum (Barcelona) y actualmente prepara la exposición Reencantamientos en el Museo Etnográfico de Barcelona con intervenciones de diez artistas visuales en las colecciones. 

Colaboradora editorial:

Paulina Ascencio Fuentes (1988, Guadalajara, Mexico) vive y trabaja entre Guadalajara y Nueva York. Investigadora y curadora, actualmente es parte del Doctorado en Antropología de la Universidad de Nueva York (NYU). Tiene formación en Filosofía y Ciencias Sociales y es Maestra en Estudios Curatoriales por el Center for Curatorial Studies (CCS), Bard College, Nueva York. Entre 2021 y 2022 realizó una estancia de investigación en el Departamento de Antropología del Museo Nacional de Historia Natural (NMNH), Smithsonian Institution, en Washington D.C. Desde 2023 forma parte del equipo de ENRICH (Equity for Indigenous Research and Innovation Coordinating Hub) y Local Contexts, iniciativas globales sin fines de lucro que ofrecen herramientas de repatriación digital para que pueblos originarios y comunidades Indígenas recuperen el control sobre su patrimonio biocultural, conocimientos tradicionales y producción material. Su investigación perfila modos transdisciplinares de producción y transmisión de conocimiento, analiza intercambios culturales entre México y Estados Unidos y se aproxima a museos, archivos y colecciones como zonas de contacto.