Emma Pidré: Born to Blossom, Bloom to Perish.


Esta es la primera exposición en solitario de Emmanuel Pidré Starosta a.k.a. Emma Pidré y aquí expone, no solo tres series de obras nuevas, sino su filosofía de trabajo, sus métodos y su forma de analizar las contradicciones inherentes entre los deseos y los afectos individuales y la avaricia del sistema capitalista.
Su interés por el simbolismo de los forjados medievales encierra un interés por descifrar el lenguaje mismo de materiales y formas. En su trabajo son constantes las referencias a piezas históricas de hierro trabajadas a mano. Rejas, bisagras, aldabas, cerraduras, clavos decorados y barandas inspiran su lenguaje formal y su visión del deseo de trascendencia que esconden. El hierro medieval ofrece un caso de estudio perfecto para estudiar la relación entre poder, función y símbolo. Los forjados —que parecen tan alejados de la vida cotidiana— han tenido un renacimiento en la cultura de los juegos digitales. En Dragon Age o Assassin’s Creed (Valhalla, Unity) los forjados sirven a los diseñadores para distinguir entre clases sociales y épocas. En Minecraft, la mecánica de la forja se utiliza para transmitir el concepto de supervivencia al tiempo que el crafting y la forja de herramientas y armaduras de hierro adquiere un toque artesanal en el juego.
El trabajo de Emma Pidré alude al hecho de que esa realidad medieval —y sus sistemas de rejas y castigos— sigue vigente. De ahí su reaparición en la cultura popular. En Till death do us part, la obra se centra en los candados del amor en un lugar muy particular: el Käppelijoch. Käppelijoch es una pequeña capilla situada en el puente Mittlere Brücke en Basilea, Suiza y fue usado como lugar de ejecución, en particular para mujeres acusadas de brujería, quienes eran arrojadas desde el puente al río Rin. Resulta paradójico que sea hoy el lugar donde los amantes engarzan sus candados. Su forma escultórica vertical se transforma extrañamente en una suerte de jaula de ejecución, generando un contrapunto entre el romanticismo kitsch y globalizado del fenómeno de los candados y la violencia institucionalizada aún viva en ese lugar. La capilla es hoy un lugar elegido por los turistas para recrear un ritual — la colocación de “love locks” (candados del amor)— con los nombres o iniciales de los amantes, y acompañados del gesto de lanzar la llave al río como énfasis del “sin retorno“. La moda de los candados se volvió global tras la publicación del libro Ho voglia di te (2006) de Federico Moccia, donde los protagonistas colocan un candado en el Ponte Milvio de Roma y lanzan la llave al Tíber. Desde entonces, la práctica se viralizó en ciudades como París, Colonia, Seúl, Nueva York, etc. Un ritual colectivo repetido hasta la saciedad pero que no implica comprensión alguna de lo que significa ser prisionero del sistema que lo genera.
En Hierba del Sapo, el encierro tiene lugar no sobre las mujeres o las brujas, sino sobre una planta medicinal ancestral. Esa planta, conocida científicamente como eryngium heterophyllum, es una planta originaria de México y Centroamérica y posee un alto valor simbólico y medicinal en las culturas azteca y maya. Situada ahora dentro de una jaula decorativa al estilo occidental, encarna una crítica a los sistemas imperiales y coloniales que reprimieron los saberes indígenas.
La última obra de la exposición es un extraño péndulo gótico biomecánico. La cadena, que hace una lejana referencia al esqueleto humano, a las vértebras de la columna, sostiene un péndulo que nos recuerda a una calavera, una forma-criatura misteriosa, sombría e inquietante, con un aura oscura, algo romántica y sobrenatural. El péndulo añade una dimensión distinta dentro de esta constelación de obras: la medición. Galileo Galilei en 1583 observó el movimiento circular de una lámpara en la catedral de Pisa y se percató que el tiempo de oscilación era casi constante, sin importar la amplitud de la órbita. Esto se llama isocronismo y gracias a este principio tuvo lugar el desarrollo de relojes mecánicos exactos desde el siglo XVII. El binomio tiempo=poder nace con el péndulo. Pero con el auge del reloj de péndulo surgió también su contrario: el péndulo mágico, la herramienta perfecta para propiciar un boom del ocultismo y el espiritismo. La obsesión por la medición exacta del tiempo originó una obsesión por establecer una conexión con el más allá, y el péndulo entró entonces en ese otro mundo. Pensado así, no es extraño que aparezca en este espacio.
El trabajo de Emma Pidré tiene muchas dimensiones. Sistémicas: puesto que nos conmina a reflexionar sobre la potencial —o no— transformación de la manera en que entendemos el poder, la disciplina y el control social. Del castigo espectacular y público en el antiguo régimen, al nacimiento de la prisión en la era moderna y el desplazamiento del castigo del cuerpo al alma, a la psique. La evolución del castigo en violencia estructural, la vigilancia digital y la criminalización de la pobreza. Todos estos temas se dan al tiempo que tiene lugar en el trabajo una querencia profunda por los materiales y las formas, por la posibilidad de encontrar luz desde la oscuridad existencial y colectiva y una reflexión sincera sobre la vida y la muerte.
Chus Martínez