Daniel Lezama opta por pintar en medio y estilo tradicionales. Su pintura y visión estética se centran en narrativas extraordinariamente pintadas, referenciadas desde el contexto vernáculo mexicano, en las historias no oficiales de recuerdos, sueños y deseos, así como en un nuevo romanticismo que ve el arte bajo una perspectiva existencial. Habitualmente, realizando pinturas de gran o medio formato y en ocasiones el dibujo, el monotipo y el grabado, Lezama expresa su visión profunda y sin precedentes de “lo mexicano” en una época marcada por prácticas postconceptuales.
En la exposición puede observarse la apropiación personal que hizo el artista de dos referentes específicos durante dos épocas diferentes: la doctrina védica / búdica de el velo de maya y la iconografía de la ciencia-arte de la alquimia.
Respecto al sentido de las imágenes reunidas y confrontadas en la exposición, es relevante destacar una cuestión que siempre ha rondado en la mentalidad estética de Daniel Lezama: la experiencia terrenal y la aventura de la persona humana se pueden realizar como si fueran una obra de arte.
