La obra de Guillermo Arreola nos lleva a través de imágenes insondables, plagadas de misterio, imposibles de asignarles un sentido unívoco. Su desbordante superposición de capas y trazos nos inserta en un mundo que transita de lo abstracto a una figuración expresionista, en que aparecen personajes desdibujados, objetos que ya poseen una historia previa inscrita, y reescribe una nueva historia como una especie de máscara o segundo rostro.