The pleasure of letting go. How many brushstrokes does a canvas need to be complete? This question seems like a metaphor for existence itself. An approximate answer? Impossible to know — perhaps that’s the pleasure of letting go.
Magdalena Kluth (Datteln, Germany, 1997) merges with pigment (interception), and once she becomes pigment, she fuses with the canvas (absorption). This act is repetitive, but never the same. Perhaps this is the enigma of all pleasure: continuity and discontinuity. But between one situation and the next, the ‘crack’ inevitably appears.
The ‘crack’ is a kind of rupture—derived from the vulgar Latin ‘crepta,’ meaning ‘to burst’— it is, strictly speaking, an ‘explosion.’ Isn’t the act of painting an explosion between pigment and canvas? Kluth understands this well. In this back-and-forth of intentions, intensities, and repetitions oscillating toward difference, Kluth embraces the lack of control—that is, the inexplicable emergence of color.
To think of the explosion is to think of death, but also the birth of a wave in the ocean—the moment when the water breaks. The burst can be painful but also invigorating— above all, uncontrollable. It is an image of movement, the intersection between coming/going/coming, beginning/farewell/beginning. Magdalena Kluth’s works flow through phases of transformation, interception and absorption — a play between taking and letting go of control.
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El placer del descontrol. ¿Cuántas pinceladas necesita un lienzo para estar completo? Esta pregunta parece ser una metáfora de la existencia misma. Una respuesta aproximada: imposible de saber; tal vez esa sea el placer del descontrol.
Magdalena Kluth (Datteln, Alemania, 1997) se fusiona con el pigmento (intercepción), y una vez que se convierte en pigmento, se funde con el lienzo (absorción). Este acto es repetitivo, pero nunca es el mismo. Quizás este sea el enigma de todo placer: continuidad y discontinuidad. Pero entre una situación y la siguiente, inevitablemente aparece la “fisura”.
La “fisura” es una especie de ruptura—derivada del latín vulgar “crepta”, que significa “estallar”—es, estrictamente hablando, una “explosión”. ¿No es el acto de pintar una explosión entre pigmento y lienzo? Kluth entiende esto bien. En este ir y venir de intenciones, intensidades y repeticiones oscilando hacia la diferencia, Kluth abraza la falta de control—es decir, la emergencia inexplicable del color.
Pensar en la explosión es pensar en la muerte, pero también en el nacimiento de una ola en el océano—el momento en que el agua rompe. El estallido puede ser doloroso, pero también vigorizante—sobre todo, incontrolable. Es una imagen de movimiento, la intersección entre venir/ir/venir, comienzo/despedida/comienzo. Las piezas de Magdalena Kluth son ires y devenires de la intercepción y la absorción, luego entonces viene la grieta, el colorido estallido de lo incontrolable.
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Magdalena Kluth (she/her)
📅 Apertura: 21 de septiembre, 6:00 PM
📍 KOIK Contemporary: Revillagigedo 75, Colonia Centro, CDMX
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