Fernando Sampietro (1951-1984) fue un excéntrico conceptual que creció a la sombra del exilio republicano español. Aunque se tituló como ingeniero textil, a inicios de los años setenta, pintó una variación en tamaño reducido del Guernica (1936) de Picasso para aludir a otro trauma histórico mucho más reciente: la matanza estudiantil del 2 de octubre de 1968. En unos cuantos años, Sampietro experimentó con apropiarse, mezclando idolatría e ironía, la obra de Picasso y Warhol; retrató con una bella y distante precisión los tinacos y antenas de las azoteas de la Ciudad de México al tiempo que hizo películas de cine Super-8 de una desenfadada originalidad. Fue él quien, violando la prohibición, tomó la fotografía del interior de la instalación Dados… de Duchamp que Vicente Rojo publicó en la portada de la Apariencia desnuda de Octavio Paz. Rojo mismo lo describió como “un verdadero duchampiano” que “firmaba Marcel del Campo como seudónimo”.
La marginalidad de Sampietro no impidió que ejerciera un influjo muy hondo en una variedad de cineastas, escritores y artistas que lo conocieron en la adolescencia a inicios de los años ochenta. Él mismo describía su trabajo “como una necesidad… de comunicarse con nadie… como dar un grito en el vacío.”
Cuauhtémoc Medina y Ana Sampietro (curadores)