Y al que venga por el brillo, dejo que se humille solo.
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‘Y al que venga por el brillo, dejo que se humille solo’ es una muestra individual de Bruno Viruete (Guadalajara, 1989)
El oro ha simbolizado lo solar y lo sagrado en múltiples culturas, pero en la actualidad su reproducción técnica ha banalizado su valor. Bruno Viruete retoma esta tensión al trabajar con envolturas doradas de consumo masivo, como cervezas y chocolates. Su gesto remite al ritual del batidor de oro, pero emplea materiales frágiles y desechables. Las piezas interpelan la fascinación por el brillo desde la fragilidad y la apariencia. El dorado ya no es eterno ni sacro: es ilusión producida en masa. – Raúl Rueda
